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Durante diez horas el país se paralizó ayer para cumplir con el Censo de Población y Vivienda. A más de la confusión y recelo por ciertas preguntas y de 1.052 personas retenidas por no respetar la inmovilidad o la ley seca, no hubo incidentes  mayores.

El censo empezó la noche del sábado, con los indigentes, y se extenderá hasta el próximo 5 de diciembre en zonas rurales. La jornada de ayer tuvo atraso, más en Guayaquil que en Quito,  por problemas registrados en la  transportación de los alumnos de colegio que participaron como encuestadores. Ellos no tienen clases hoy.

Cientos de estudiantes que participaron como empadronadores en el censo de ayer en la zona sur y oriental de Tungurahua tuvieron en la ceniza que arrojó el volcán del mismo nombre, entre la noche del sábado y mañana de ayer, el principal inconveniente. A pesar de aquello los alumnos cumplieron la tarea encomendada.

Las principales zonas afectadas en Tungurahua por la caída de la ceniza fueron los cantones Pelileo, Quero, Cevallos y Tisaleo; así como las parroquias Montalvo en Ambato y Pinguilí en Mocha. Kléver Toalombo y Mario Flores, alumnos del colegio Pedro Fermín Cevallos, dijeron que pese a ello cumplieron con la recolección de los datos. En Tisaleo, Soledad Espinoza, profesora del colegio Aníbal Salgado Ruiz, explicó que el Municipio les dotó de mascarillas, pero tenían problemas con la garganta y los ojos. “Pero tenemos que cumplir con la tarea cívica”.