Crisis económicas y efecto en mercados
Desde el 2008 los medios de comunicación traen noticias del exterior relacionadas con la crisis económica mundial. La forma como se redacta la información daría la impresión de que es un evento único, debido al mal funcionamiento del sistema capitalista. La realidad es que siempre han existido las crisis; no son otra cosa que cambios en las etapas de los ciclos económicos.
El comportamiento de la economía es como las olas del mar, ondulatorio, sube y baja; se conocen como: auges o recuperación a las alzas y recesión o contracción a las bajas. Ellas no son eternas debido a la naturaleza humana.
Cuando hay prosperidad, por la naturaleza codiciosa de las personas, hacen inversiones faraónicas en ampliaciones de fábricas o proyectos inmobiliarios. En el caso de los últimos, al inicio los precios de tierras, casas o apartamentos suban a niveles estratosféricos, ocasionando las llamadas burbujas; recientemente se dieron en el sector inmobiliario de Estados Unidos, España y otros países.
Cuando los precios han aumentado excesivamente y hay construcciones sin venderse, el precio de las propiedades cae drásticamente, se inicia la crisis y la depuración de los protagonistas. El fortalecimiento da inicio a un nuevo período de prosperidad. Desde hace más de un siglo, estudiosos de la economía han logrado identificar ciclos económicos de diferente duración.
El primero en hacerlo fue el francés Clement Juglar en 1862, quien descubrió un ciclo que se repite entre cada 7 y 11 años. El ruso Nicolai Kondratieff en 1925 identificó el superciclo entre 45 y 60 años de duración. El estadounidense Simon Kuznet definió el ciclo de mediano plazo entre 15 y 25 años.
El mundo no ha dejado de tener crisis, ellas sirven para corregir las ineficiencias del sistema capitalista; ocasionan quiebras de empresas por: encontrarse muy endeudadas, tener gerencia que toma riesgos innecesarios o vender productos cuyos precios están fuera del mercado. Los grandes economistas han tratado de hallar la forma de disminuir la intensidad de las recesiones para que los ciclos sean menos traumáticos, pero aún no lo han logrado. A pesar de ello, el mundo no ha parado de mejorar la calidad de vida de la población, los períodos de prosperidad producen mucho más riqueza que las desaparecidas en las crisis..
Fuente: El Expreso