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Los únicos automóviles con suficiente stock son los de la marca Hyundai. Ayer, en la Feria de Durán estaban en exhibición los deportivos Accent y New Elantra, pero el lugar (donde además estaban otras marcas) se encontraba vacío. Los pocos que fueron a averiguar los precios y el financiamiento se encontraron con una sorpresa: estos modelos subieron de precio el martes.

Justo al lado está el pabellón de Eica. Allí solo se oferta el Sportage Active y el «R» (SUV). Los modelos Río (Stylus) se agotaron y no van a llegar. En Iokars, de la avenida Carlos Julio Arosemena, el último Picanto fue vendido la semana pasada.

Esos detalles solo significan el preámbulo de lo que será una triste Navidad para muchos de los que hasta la semana pasada formaban parte de los roles de estas empresas. En Iokars fueron despedidas tres personas; en Induauto de La Garzota también empezaron las liquidaciones. Esta semana salieron tres, al igual que en los locales de Mazda. Las camionetas de esta marca se están agotando.

El auto Mazda 3, que era el más barato, se incrementó de 20.000 a 22.990 dólares. «Ya nadie compra», dijo una de las chicas del área de ventas, quien salió de la empresa y espera dedicarse a otra línea de negocios después de que regrese de su viaje a Nueva York.

Anglo Automotriz liquidó a muchos vendedores externos. Lo confirmaron ayer ejecutivos que antes vendían, a diario, camionetas LUV y Suzuki SZ.

María Macas es una de las que dejó Iokars. Tiene 19 años de experiencia en contabilidad, finanzas y otras áreas de distintos tipos de negocio. Desde agosto de este año ocupaba el cargo de jefa de ventas externas. A inicios de octubre le llegó la mala noticia: debía abandonar la compañía. Sabe que no es una decisión agradable la tomada por la empresa, la justifica porque -manifiesta- el sector «realmente está mal».

En estos últimos días muchas concesionarias han tenido que devolver los anticipos con los que los clientes separaron los automóviles, pues los pocos vehículos nuevos para la venta se agotan.

En la misma Feria de Durán algunos comerciantes se quejan de las escasas negociaciones logradas. Aducen que hay temor de que la crisis se extienda.

La caída del precio del petróleo y la reducción del valor del cacao, del café y del banano generan también temor por una reducción de la liquidez. La Asociación de Exportadores de Café anunció una baja del 25% de los ingresos.

Desde que el Gobierno impuso medidas para la importación, en agosto pasado, la situación se complicó para el sector automotor. Las medidas restrictivas para equilibrar la balanza de pagos empezaron a inicios de 2009 justo cuando las materias primas empezaron a caer mientras las importaciones subían. El desequilibrio en la balanza de pagos hizo que el Gobierno intente corregirlo reduciendo los cupos al 70% y con aranceles adicionales a los productos de consumo masivo.

Fueron 248 bienes de consumo a los que les impuso cupos. A 225 prendas de vestir las gravaron con hasta $ 12 por kilo y a 26 partidas de calzado con $ 10 por cada par. A esos bienes paulatinamente se les eliminó la salvaguardia; sin embargo, eso no implicó necesariamente que su precio en el mercado local haya caído, explica Gabriela Uquillas, experta de la Cámara de Comercio de Guayaquil en temas aduaneros.

El más golpeado, dice, ha sido el sector automotriz al que también se le pusieron restricciones arancelarias -como las licencias de importación-, para no entrar en conflicto con la Organización Mundial de Comercio (OMC). Estas barreras no obstruyen directamente el ingreso de vehículos pero sí lo hacen de forma paralela, pues son una traba, explica. Por eso el Gobierno sustenta la medida en balanza comercial.

«El comercio vive en constante temor. Eso refleja que no hay una política de comercio exterior. A inicios de año debería decir el Gobierno qué medidas se van a fijar», expresa Uquillas.

Fuente  El Expreso