Impuesto verde golpeará mercado de autos de lujo
El Gobierno nacional alista su artillería con el fin de crear “impuestos ambientales”. La medida no solo afectará a los cigarrillos, licores y envases de plástico. También, y esa es la preocupación de las concesionarias de carros, a los vehículos de mayor precio.
El anuncio lo hizo el presidente Rafael Correa en la cadena del sábado pasado desde Galápagos. El ejecutivo habló de aplicar un “impuesto progresivo” a los automóviles. Esto significa que a mayor costo del vehículo, mayor será el “impuesto verde”. Los distribuidores de automotores del país consideran el hecho paradójico pues los carros viejos, que son los más contaminantes, pagarán menos.
El mandatario, sin embargo, justificó la medida haciendo consideraciones de tipo social, antes que ecológicas. “Quien compra un carro de 6.000 cc que cuesta 150.000 dólares tiene que pagar más impuestos”, señaló el mandatario. “(Son carros) que consumen más y pueden pagar más. El pobre que mantiene con mucho esfuerzo su carro viejo, no podrá pagar igual”.
A pesar de las consideraciones, la medida no tendrá reversa. Los valores serán asignados según tres variables. Cilindraje: que determina cuánto consume de gasolina un carro y cuánto contamina. Antigüedad: los más viejos contaminan más. Avalúo: los de mayor valor pagarán más que los de menor valor.
Ante el anuncio presidencial los importadores de automóviles de lujo se han aflojado la corbata para alertar sobre el efecto negativo que tendrán en las ventas los elevados valores que se pagarían por esos vehículos.
Abraham Adum, ejecutivo de ventas de Volvo, sostiene que con el “impuesto verde” se incrementaría en un 7 por ciento el precio de venta al público. “Los vendedores de autos de lujo nos veremos mayormente afectados. Todos nuestros modelos son importados y tienen un cilindraje de 3.500 cc en adelante. Eso significa que las ventas caerán”.
Iván García, gerente regional de Autobahn Volkswagen, apunta en la misma dirección pero sostiene que no está claro cómo va a estar determinado el cobro del mismo. Según García, existe escasa información por parte del propio gobierno sobre el tema.
“Que vamos a tener más pérdidas, estamos seguros”, precisó García, poniendo como ejemplo los gravámenes a los sedán, línea de autos cuyas ventas han caído hasta llegar al 18%.
Para Manuel Murtinho, gerente de la Asociación Ecuatoriana Automotriz (AEA), lo anunciado por el presidente es desproporcionado. “No puede ser que los carros con menor cilindraje paguen 30 dólares y los de mayor 5.000. Debería existir un equilibrio en los cobros”.
Murtinho explicó que el impuesto debe regir desde la fecha de publicación y no tener efecto retroactivo, para que en un futuro el comprador sepa que el carro de lujo tiene un valor adicional y así no paguen quienes ahora los poseen.
El gerente de la AEA, concluye que con estas medidas, el efecto va ser contrario al buscado. “Sencillo: la gente va a dejar de comprar carros caros, incrementándose el parque automotor del país”.
“Quienes antes tenían para adquirir un carro de 70.000 dólares -sostiene Murtinho- ahora se comprarán dos de 35 mil. Habrá más carros en las calles, más consumo de gasolina y más contaminación”.
Los empresarios coinciden en que la medida debería dar 180 días de plazo antes de que empiece a regir: las importadoras hacen sus pedidos con anticipación a los fabricantes.
Con la disposición, que no regirá para los carros de “uso productivo” (buses, taxis, ambulancias, vehículos estatales y de carga pesada), el gobierno aspira a recaudar 120 millones de dólares al año, dinero que será invertido -según el gobierno- en programas de salud y ambiente.